¿Padre Horn, durante su vida hay un antes y un después de Ratzinger?
Cuando yo era un joven estudiante, quería entender la teología y tuve un gran profesor, Alois Winkllhofer, que antes que empezara, nos abrió la ruta hacia el Concilio. Según yo, El Concilio Vaticano II no representa una ruptura, sino una evolución. Y además con Ratzinger llegaba un nuevo desarrollo. Con él todo ha sido muy intenso, porque compartíamos el amor por la Iglesia y una amistad profunda entre nosotros. Una experiencia de vida, sin la que nunca hubiera podido ser profesor: representó la verdadera satisfacción de ser teólogo. En 1977 regresé a mi casa, con los Salvatorianos, y durante seis meses trabajé como profesor en Passau. Luego, en 1981, me fui a Augusta, y trabajé como profesor de teología dogmática y en 1986 de nuevo en Passau, como profesor de Teología fundamental.
Hoy Usted es profesor emérito de Teología fundamental...
Sí, desde 1999, me estoy poniendo viejo...
Pero así ha podido llevar a cabo su compromiso en las diferentes realidades para la difusión de la obra y del pensamiento del teólogo Ratzinger. ¿Puede darnos unos ejemplos, junto a las otras iniciativas?
Querría hablar primero de los encuentros del Schülerkreis. El profesor Siegfried Wiedenhofer y yo, últimos asistentes de Ratzinger, preparamos los primeros encuentros del Schülerkreis, cada año en un sitio diferente, en Baviera o en otros sitios de Alemania. Luego empezamos a vernos cerca de Ratisbona en el periodo de las vacaciones de Ratzinger, al final de agosto o al principio de septiembre y Ratzinger llegaba al Simposio desde su casa de Pentling. Cuando fue elegido Papa, nos invitó una vez en Castel Gandolfo. Pero nosotros queríamos encontrarnos todos los años, como era antes.
¿Y estáis siguiendo con los encuentros?
Sí, porque nos encontramos en Castel Gandolfo y en Vaticano, no sólo para la Santa Misa, sino también en un momento personal: cada uno de nosostros puede saludarlo y hablar con él. Esto significa una gran satisfacción, para nosotros y para el Papa, porque se siente como el padre de una familia teológica y espiritual.
¿Cuántos sois hoy en el Círculo?
Algunos fallecieron, otros están enfermos o son demasiado ancianos y no pueden intervenir. Los que tenemos la posibilidad de participar somos más o menos 30-35, pero a veces algunos faltan.
Hablamos otra vez de los institutos que difunden la teología y la espiritualidad del teólogo Ratzinger.
Ya antes de su elección queríamos que su teología quedara viva y pensamos en establecer una Fundación. En 2007 nació en Múnich la Fundación Joseph Ratzinger- Papst Benedikt XVI.-Stiftung, en 2008 fundamos otro Círculo de los estudiantes, que tiene el nombre de Nuevo Schülerkreis. Tienen un nombre similar, y por eso forman parte de la misma familia, aunque no sean ex estudiantes. Ellos se encontraban también en Castel Gandolfo, pero cuando el Papa Ratzinger estaba con nosotros para discutir de teología, quería que su familia teológica estuviera sola con él y que los otros se entretuvieran con debates diferentes. Pero ahora, después de las dimisiones del Santo Padre, cada grupo se reúne en momentos diferentes. Compartimos las experiencias teológicas, espirituales y pastorales y el domingo encontramos al Papa para la eucaristía.
¿Cuál es el tema de este año?
Normalmente el Schülerkreis, durante el encuentro en Castel Gandolfo, propone tres temas y los nombres de unos expertos para el año siguiente. Al final del encuentro yo veo al Santo Padre para proponer estos temas. Al final de Noviembre el Papa emérito Benedicto ha elegido el tema “Como hablar de Dios, hoy” e invitó al profesor Tomás Halík, sacerdote checo, un hombre especial, con muchas experiencias del mundo moderno.
¿Cuáles son las actividades de los institutos?
El cardenal Ratzinger siempre ha deseado que todos estos institutos que trabajan con su teología y espiritualidad no vivieran aislados y que actuaran unidos. Nuestra fundación, la Fundación de Múnich en Baviera, trabaja con el Institut Papst Benedikt XVI de Ratisbona, que se dedica a la publicación de su Opera omnia y cada año organiza un Simposio sobre el libro recién publicado. Trabajamos con ellos, unos estudiantes de nuestro grupo se han integrado en este instituto y el nuevo obispo de Ratisbona pertenece a nuestra Fundación. Yo formo parte del Consejo de Administración de la Fundación Vaticana porqué hablo italiano y represento la Stiftung, junto a otro colega. Trabajamos también con la Fundación de la ciudad donde el Santo Padre nació, Marktl am Inn, nombrada Stiftung Geburtshaus Joseph Ratzinger, que cada año ha organizado un Simposio, al que hemos participado.
¿Qué relación hay con la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger – Benedicto XVI?
Somos deudores con la Fundación Vaticana, especialmente porque nos ha ayudado mucho en la organización de los dos simposios en África, sobre “Jesús de Nazaret”. Los dos encuentros tuvieron un gran éxito. El primero tuvo lugar en Benín, en el septiembre de 2013, en francés. Fue un gran evento, durante el Año de la fe. Este año fuimos a Morogoro, en Marzo, en una universidad fundada por mi Congregación para los religiosos que no podían estudiar en los seminarios, porque éstos estaban llenos. El segundo simposio fue organizado en inglés con alrededor de 500 participantes y, entre ellos, 5 obispos y muchos religiosos y monjas. En África no hay muchas posibilidades de leer algo sobre Ratzinger porque los libros no son baratos...Ofrecimos una introducción a su teología para la grande obra del “Jesús de Nazaret” y la acogieron con mucha felicidad y entusiasmo, porque no habían conocido la teología de Ratzinger y su gran riqueza espiritual. Queremos comprometirnos y trabajar más con este tema y preparar, si es posible, un Simposio en Berlín sobre grandes temas sociales y políticos y sobre los importantes discursos del Santo Padre en Ratisbona, Berlín, París, Londres y otras ciudades. Esto es un gran desafío, que queremos organizar para el próximo año.
Ustéd hizo recientemente 80 años...
Fue una gran sorpresa. Al final de la Conferencia de este año, después de la eucaristía con el Santo Padre me entregaron un libro, yo no lo sabía. Un libro realizado por el Nuevo Schülerkreis junto a otros, como el cardenal Koch y el cardenal Schönborn, que escribió la introducción. Su nombre es “Dienst und Einheit” (Servicio y Unidad) y recoje los estudios sobre la primacía de Pedro, desde el punto de vista ecuménico. El tema del volumen, que fue editado por Michaela C. Hastetter e Christoph Ohly, portavoces del Nuevo Schülerkreis, trata del estudio de la teología del ministerio petrino desarrollada por Joseph Ratzinger.
Después de su vida dedicada a la teología y a la oración, ¿qué ha entendido de la vida y de la fe? ¿Qué mensaje quiere dejar a los jóvenes y a todos los hombres?
Cuando era un joven teólogo fué útil y necesario encontrar un profesor que fuera mi guía personal. Un joven teólogo tiene muchas preguntas y hablar con hombres y teólogos que representan buenos ejemplos me hizo mucho beneficio. Además, para los estudiantes de Ratzinger, fue muy importante encontrar amigos que discutían sobre la teología y que tenían una experiencia de vida común y espiritual. Hoy también en Alemania hay jóvenes que buscan una nueva relación con la eucaristía y que desean un momento de silencio y adoración con el objecto de tener una nueva relación personal con Jesús.
Tenemos que ofrecer estas oportunidades a los jóvenes, para que crezcan. Pero también momentos de silencio delante del Cristo eucarístico. Estas experiancias son muy útiles, más que en el pasado. La teología presenta algunas dificultades para la fe: hay muchos teólogos y diversidades en el pensamiento. Pero encontrar un gran teólogo y un hombre de la Iglesia y estudiar esta teología, como la del Papa Benedicto o de teólogos similares, puede ayudar mucho a un joven. Teología y espiritualidad, teología e Iglesia: cuando todas estas cosas están juntas, ayudan mucho.
Cuando era joven, tuve la posibilidad de formar parte de este Círculo de estudiantes que hicieron investigaciones teológicas; allí nacieron también nuevas amistades. Ahora tengo una nueva familia “religiosa”. Pero estas dos partes de mi vida nunca han sido opuestas, y eso me ayudó durante mi vida. Una de las gracias más grandes que recibí en mi vida fue encontrar a Ratzinger en una manera tan original.
Acabamos con un recuerdo de su amistad con el Prof. Ratzinger...
Compartimos conversaciones de amistad, siempre le interesó mi vida y las actividades del Schülerkreis...me acuerdo que cuando era su asistente me dedicaba también a cuidar los estudiantes extranjeros, que llegaban a veces desde otro continente, como él quería. A Ratzinger le importaba de los medios financieros para ayudar a estos estudiantes. Una vez pasó que un estudiante no quería aceptar su ayuda y Ratzinger le dijo: “Los que no quieren aceptar, no tienen que dar”. Los que no son tan humildes que aceptan algo de otra persona, no pueden dar nada a los otros. Si yo estoy listo y humilde para recibir un dono, puedo también dar algo. El estudiante que me contó este episodio, nunca podrá olvidarlo.
Luca Caruso