Se ha desarrollado en la mañana del 21 de Noviembre de 2015 en la Sala Real del Palacio Apostólico en el Vaticano, la celebración de la quinta edición del Premio Ratzinger, que fue entregado este año al brasileño Mario de França Miranda, sacerdote jesuita y profesor emérito de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro, y al libanés Nabil el-Khoury, Profesor de Filosofía y Literatura comparada en la Université Libanaise de Beirut y en la Universidad de Tubinga y traductor en árabe de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.
Los perfiles de los premiados fueron descritos por el arzobispo Luis Francisco Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del Comité Científico de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, porque el nuevo presidente del Comité Científico nombrado por el Santo Padre, el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, se encuentra en Barcelona para celebrar una beatificación.
En su saludo, el monseñor Giuseppe A. Scotti, presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, ha explicado que, a través de la entrega del Premio Ratzinger, “el Papa y la Iglesia quieren dar las gracias a estos dos hombres que destacaron como estudiosos, profesores e investigadores”.
Los dos premiados vienen de Brasil y Libán, “países que más que otros viven la misma situación que el Papa Francisco describió en la Evangelii Gaudium, en la que afirma que ‘nuevas culturas continúan gestándose en estas enormes geografías humanas en las que el cristiano ya no suele ser promotor o generador de sentido, sino que recibe de ellas otros lenguajes, símbolos, mensajes y paradigmas que ofrecen nuevas orientaciones de vida, frecuentemente en contraste con el Evangelio de Jesús’. Tierras y sitios donde se experimenta, a veces en las situaciones dramáticas que estamos viviendo en estos días, que ‘una cultura inédita late y se elabora en la ciudad’ ”.
“Ellos – ha añadido el monseñor Scotti – atestiguan en sus obras y en sus largas vidas académicas – que ‘se impone una evangelización que ilumine los nuevos modos de relación con Dios, con los otros y con el espacio, y que suscite los valores fundamentales. Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas, alcanzar con la Palabra de Jesús los núcleos más profundos del alma de las ciudades’. Estas ciudades tienen hoy un aspecto multicultural. Y por eso el Papa Francisco ha añadido que es ‘evidente que en algunos lugares se produjo una desertificación espiritual, fruto del proyecto de sociedades que quieren construirse sin Dios o que destruyen sus raíces cristianas’ ”.
“Pues bien – ha concluido el presidente de la Fundación Vaticana – el Papa este año quiso entregar el Premio Ratzinger a dos hombres que viven y trabajan en las ‘afueras del mundo’ donde se puede entender que ‘el mundo cristiano se está haciendo estéril, y se agota’ ”. Dos hombres “que representan, en estos países que viven una desertificación espiritual, una esperanza para los muchos hombres y mujeres que viven el amor por la fe y la estima por la razón humana”.
Entregó el Premio Ratzinger el cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y delegado del Papa Francisco.
“La Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI – ha observado el cardenal – después de haber entregado este importante premio a varios teólogos del mundo occidental en los años pasados, lo entrega ahora a otros dos importantes estudiosos, uno libanés y el otro brasileño”.
“Si el Oriente ha representado desde el principio la cuna del cristianismo, los distintos movimientos misioneros de la época de los descubrimientos han implicado la difusión mundial de la doctrina de la fe y de las costumbres en la cultura cristiana occidental – ha añadido el cardenal Müller –. Entonces es verdadero el éxito de la catolicidad de la Iglesia. Hoy las Iglesias de Africa, America Latina y Extremo Oriente Asiático expresan una nueva síntesis entre la fe y su explicación cultural. La catolicidad de la Iglesia se realiza en las distintas formas de expresión de la única fe cristiana. Por eso la catolicidad es por un lado un don preventivo y por el otro lado un principio dinámico necesario para que el Cristo, Hijo encarnado de Dios, pueda tener su cuerpo, que es la Iglesia que vive en el mundo”.
“Estimados Profesores Nabil el-Khoury y Mario De França Miranda – ha concluido el cardenal – estoy muy contento de entregaros el Premio Ratzinger 2015, en nombre del Papa Francisco, para celebrar vuestros estudios y vuestras actividades académicas y formativas. Os doy mis felicitaciones y las de los que estuvieron aquí para tributaros un homenaje. ¡Muchas gracias!”.
En la celebración del Premio Ratzinger, al final del Simposio Internacional “Deus caritas est. Porta di misericordia” organizado en el décimo aniversario de la publicación de la primera encíclica de Benedicto XVI, participaron los cardenales Bertone, Cordes, Grech, Koch, Monteiro de Castro y Sandri, los arzobispos Becciu y Farhat, Christian Schaller y Waldemar Chrostowski, que recibieron el premio en el 2013 y en el 2014, los miembros del Comité Científico, del Consejo de Administración y del Consejo de Revisores de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger - Benedicto XVI.
Los saludos del Monseñor Giuseppe A. Scotti, Presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger–Benedicto XVI
Intervención del cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe
