OCTAVA EDICIÓN DEL PREMIO RATZINGER

PREMIO RATZINGER A MARIANNE SCHLOSSER Y MARIO BOTTA. EL PAPA FRANCISCO HA DICHO: “UNA HERMOSA OPORTUNIDAD PARA DIRIGIR NUESTRO PENSAMIENTO AFECTUOSO Y AGRADECIDO AL PAPA EMÉRITO”

Luca Caruso

Premio Ratzinger 2018
photo Vatican Media

Ciudad del Vaticano 17 de noviembre de 2018 – “Esta es una hermosa oportunidad para dirigir nuestro pensamiento afectuoso y agradecido al Papa Emérito Benedicto XVI”. Así el Papa Francisco ha saludado a los participantes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, en el Vaticano, durante la audiencia concedida a la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, en ocasión de la entrega del Premio Ratzinger, en su octava edición. Este año la teóloga alemana Marianne Schlosser y el arquitecto suizo Mario Botta recibieron el prestigioso reconocimiento.

“Como admiradores de su herencia cultural y espiritual, habéis recibido la misión de cultivarla y continuar haciéndola fructífera, con ese espíritu fuertemente eclesial que ha distinguido a Joseph Ratzinger desde los tiempos de su fecunda actividad teológica juvenil, cuando ya dio frutos preciosos en el Concilio Vaticano II, y luego de manera cada vez más decidida en las etapas sucesivas de su larga vida de servicio, como profesor, arzobispo, jefe de dicasterio y, finalmente, Pastor de la Iglesia universal”, afirmó el Papa frente a los miembros de la Fundación. “El suyo es un espíritu que mira con conciencia y con valor a los problemas de nuestro tiempo, y sabe cómo conseguir de la escucha de las Escrituras en la tradición viva de la Iglesia la sabiduría necesaria para entablar un diálogo constructivo con la cultura actual. En esta línea, os aliento a continuar estudiando sus escritos, pero también a enfrentar los nuevos temas sobre los cuales la fe está invitada a dialogar, como aquellos que han sido evocados por vosotros y que considero muy actuales, el cuidado de la creación como casa común y la defensa de la dignidad de la persona humana” dijo Francisco, y expresó también su “particular aprecio” por las dos personalidades galardonadas con el Premio.

El Papa era “muy contento” que el Premio a la investigación y la enseñanza de la teología se haya concedido a una mujer, la profesora Marianne Schlosser. No es la primera vez —porque la profesora Pelletier ya lo ha recibido en 2014 —, “pero es muy importante que se reconozca cada vez más la contribución de las mujeres en el campo de la investigación teológica, científica y de la enseñanza de la teología, considerados durante mucho tiempo territorios casi exclusivos del clero. Es necesario que esta contribución sea estimulada y encuentre un espacio más amplio, de manera coherente con la creciente presencia de mujeres en los diversos campos de responsabilidad de la Iglesia, en particular, y no solo en el campo cultural”.

“Además de la teología – ha subrayado el Papa – desde el año pasado, los Premios Ratzinger se han otorgado oportunamente también en el campo de las artes de inspiración cristiana. Me congratulo así con el arquitecto Mario Botta. A lo largo de la historia de la Iglesia, los edificios sagrados han sido un llamado concreto a Dios y a las dimensiones del espíritu dondequiera que la proclamación cristiana se haya difundido por todo el mundo; han expresado la fe de la comunidad de creyentes, la han acogido contribuyendo a dar forma e inspiración a su oración. El esfuerzo del arquitecto, creador del espacio sagrado en la ciudad de los hombres, tiene, por lo tanto, un enorme valor, y debe ser reconocido y alentado por la Iglesia, especialmente cuando existe el riesgo del olvido de la dimensión espiritual y de la deshumanización de los espacios urbanos”.

“En el horizonte y en el contexto de los grandes problemas de nuestro tiempo, la teología y el arte deben seguir siendo animadas y elevadas por la potencia del Espíritu, fuente de fortaleza, alegría y esperanza”, ha observado el Pontífice, concluyendo su discurso con las palabras de Benedicto XVI. Con motivo de su visita en Bagnoregio, patria de San Buenaventura, Benedicto XVI se expresaba así: «Una bella imagen de la esperanza la encontramos en una de sus predicaciones de Adviento, donde compara el movimiento de la esperanza con el vuelo del ave, que despliega sus alas lo más ampliamente posible y para moverlas emplea todas sus fuerzas. En cierto sentido toda ella se hace movimiento para elevarse y volar. Esperar es volar, dice san Buenaventura. Pero la esperanza exige que todos nuestros miembros se pongan en movimiento y se proyecten hacia la verdadera altura de nuestro ser, hacia las promesas de Dios. “Quien espera – afirma – debe levantar la cabeza, dirigiendo a lo alto sus pensamientos, a la altura de nuestra existencia, o sea, hacia Dios”».

En su saludo al Papa, el padre Federico Lombardi, presidente de la Fundación Ratzinger, ha subrayado como “la herencia cultural y espiritual de Joseph Ratzinger – Benedicto XVI está todavía viva y no pocas personas e instituciones culturales la consideran como fuente de inspiración para laboriosos y nuevos proyectos de estudio y diálogo con la cultura de nuestro tiempo”. Seguimos también verificando – y ayudamos a entender – como una mirada profunda a las grandes ideas de la meditación teológica de Joseph Ratzinger y del magisterio de Benedicto XVI muestra que estas ideas se encuentran en sintonía con su pontificado con el objeto de contribuir de manera constructiva al camino de la Iglesia conducido por Usted”, ha añadido el padre Lombardi dirigiéndose a los Simposios internacionales organizados cada año junto a otras Universidades católicas. En particular, el Simposio que tuvo lugar en Costa Rica al final de 2017 sobre la Laudato sì, tenía el objeto de promover nuestras responsabilidades en el cuidado de la casa común, y también subrayaba las premisas del magisterio del Papa Ratzinger para la preparación de su gran encíclica” ha explicado Lombardi. El segundo Simposio, que tuvo lugar en la Universidad LUMSA de Roma, el 15 y 16 de noviembre, fue dedicado a los derechos de los hombres y mujeres en la perspectivas de los debates sobre los fundamentos mismos del derecho. “Este es un tema que Benedicto XVI considera decisivo, y que es esencial para reconocer la dignidad de la persona que Ustéd protege cada día frente a los incalculables riesgos y ataques en el mundo de hoy”.

Además, “siguiendo la herencia de Joseph Ratzinger y sus deseos para que la razón humana se quede siempre abierta a horizontes más amplios”, el padre Lombardi subrayó que la Fundación está promoviendo nuevas iniciativas internacionales para el dialógo entre las disciplinas científicas, la filosofía y la teología, con la colaboración de muchas universidades, entre las cuales están la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, la Nicolaus Copernicus de Torun, en Polonia y la Pázmány Péter de Budapest.

Los perfiles de la profesora Schlosser y del arquitecto Botta, que dedicaron la mayor parte de su vida a la teología y al arte de inspiración cristiana, fueron descritos por el cardenal Angelo Amato, presidente del Comité Científico de la Fundación.

Entre los participantes a la celebración estaban: 15 cardenales (los miembros del del Comité Científico de la Fundación Kurt Koch, Luis Francisco Ladaria y Gianfranco Ravasi, el Deán del Colegio de los Cardenales Angelo Sodano, e después Santos Abril, Francis Arinze, Tarcisio Bertone, Salvatore De Giorgi, Walter Kasper, Manuel Monteiro de Castro, Francesco Monterisi, Marc Ouellet, Beniamino Stella, Antonio Maria Vegliò), arzobispos y obispos, miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y muchos estudiosos que recibieron el Premio Ratzinger en los años pasados. Con esta edición, son 18 las personas que recibieron el Premio de 2011 a hoy, y proceden de 12 países.

 

LEE EL DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO

LEE EL SALUDO DEL P. LOMBARDI

 

Marianne Schlosser

Marianne Schlosser

Nacida en el 1959 en Donauwörth, Baviera, desde 2004 es profesor numerario de Teología de la espiritualidad en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Viena.

Marianne Schlosser fue reconocida como una de las mejores conocedoras de la Teología de la espiritualidad, de la Patrística y de la Baja Edad Media, con particular atención a las Órdenes Mendicantes (Buenaventura, Catalina de Siena y otros). Se ha ocupado de editar el Segundo Volumen de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger (L’idea di Rivelazione e la Teologia della storia di Bonaventura) y de la edición alemana de “Le Fonti francescane”.

En el 2014 fue nombrada miembro de la Comisión Teológica Internacional en los cinco años 2014 – 2019 y también es miembro del Consejo directivo del “Collegium Sancti Bonaventurae” de Roma. Entre sus últimas publicaciones: Bonaventura begegnen (Augsburg 2001), Katharina von Siena begegnen (Augsburg, 2006), David von Augsburg: Vom äußeren und inneren Menschen (St. Ottilien 2009), Erhebung des Herzens. Theologie des Gebetes (St. Ottilien 2015).

Marianne Schlosser ha traducido la mayor parte de la obra de San Buenaventura en alemán, y el l’Itinerarium mentis in Deum (St. Ottilien) entre 2003 y 2010.

Mario Botta

Mario Botta

Nacido en Mendrisio, en Suiza, el 1 de Abril de 1943. Es un arquitecto de prestigio internacional.

Después de haber estudiado en Milán y Venecia abre su estudio de arquitectura en Lugano y después en Mendrisio, crea muchas obras y proyectos de prestigio nacional e internacional, y participa en importantes concursos. Le Corbusier, Carlo Scarpa y Louis Kahn influyeron en su arquitectura. Típicos de su arquitectura son el uso del ladrillo y de la piedra y los edificios de volúmenes simples, cortados y perforados por grandes hendiduras, entre los cuales están los edificios con cilindro truncado que encuentran una primera realización en la iglesia de San Giovanni Battista en Mogno y un desarrollo sucesivo en la Catedral de Evry, en París, y en la Concatedral del Santo Volto en Turín. Ha trabajado en muchas tipologías de edificios: casas, escuelas, bancos, bibliotecas, museos junto a muchos importantes edificios de culto. Su trabajo fue reconocido y galardonado con premios internacionales.