EL PAPA FRANCISCO ENTREGA EL PREMIO RATZINGER: “SENTIMOS QUE BENEDICTO XVI NOS ACOMPAÑA CON LA ORACIÓN”

POR Luca Caruso

Premio Ratzinger_13.XI.2021
photo Vatican Media

Ciudad del Vaticano, 13 de noviembre de 2021 - Una “ocasión para dirigir una vez más un pensamiento afectuoso, agradecido y de admiración” al Papa emérito Benedicto XVI, es el espíritu, indicado por las palabras del Papa Francisco, que animó a los presentes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, durante la audiencia concedida a la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, con motivo de la entrega del Premio Ratzinger, que llegó a su décimo primera edición.

Con el prestigioso reconocimiento fueron galardonados la profesora Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz y el profesor Ludger Schwienhorst-Schönberger. El Papa Francisco también pudo entregar el diploma a las dos personalidades a las que se les otorgó el Premio Ratzinger en 2020, pero que no habían podido recibir el reconocimiento debido a la pandemia, el profesor Jean-Luc Marion y la profesora Tracey Rowland.

“La dinámica de la mente y del espíritu humano es verdaderamente ilimitada en el conocer y el crear – afirmó el Pontífice –. Esto es efecto de la 'chispa' encendida por Dios en la persona hecha a su imagen, capaz de buscar y encontrar significados siempre nuevos en la creación y en su historia, y de continuar expresando la vitalidad del espíritu en el plasmar y transfigurar la materia”. “Pero los frutos de la investigación y del arte no maduran por casualidad y sin esfuerzo – prosiguió –. El reconocimiento, por tanto, va al mismo tiempo al compromiso prolongado y paciente que requieren para alcanzar la madurez. La Escritura nos habla de la creación de Dios como un ‘trabajo’. Por lo tanto, rendimos homenaje no solo a la profundidad del pensamiento y de los escritos, o a la belleza de las obras artísticas, sino también al trabajo dedicado con generosidad y pasión durante tantos años, con el fin de enriquecer el inmenso patrimonio humano y espiritual para compartir. Es un servicio inestimable para la elevación del espíritu y la dignidad de la persona, para la calidad de las relaciones en la comunidad humana y para la fecundidad de la misión de la Iglesia”.

Entre los “mayores interlocutores” del trabajo intelectual de los premiados, se encuentran “grandes maestros de la filosofía y de la teología de nuestro tiempo, desde Guardini a De Lubac, desde Edith Stein a Lévinas, Ricoeur y Derrida, hasta McIntyre”, que “nos educan a pensar para vivir cada vez más profundamente la relación con Dios y con los demás, para orientar la acción humana con las virtudes y sobre todo con el amor”. Según el Papa Francisco, “entre estos maestros, se debe incluir un teólogo que ha sabido abrir y alimentar su reflexión y su diálogo cultural en todas estas direcciones, porque la fe y la Iglesia viven en nuestro tiempo y son amigas de toda búsqueda de la verdad. Me refiero a Joseph Ratzinger”.

El Papa recordó el 70º aniversario de ordenación sacerdotal del Papa emérito: “Sentimos que nos acompaña con la oración, manteniendo su mirada continuamente dirigida hacia el horizonte de Dios. Basta con mirarlo para darse cuenta. Hoy le agradecemos en particular porque también ha sido un ejemplo de dedicación apasionada al estudio, la investigación y la comunicación escrita y oral; y porque siempre ha unido plena y armoniosamente su investigación cultural con su fe y su servicio a la Iglesia”. Además, Benedicto XVI “siguió estudiando y escribiendo hasta el final de su pontificado. Hace cerca de diez años, mientras cumplía con sus responsabilidades de gobierno, estaba dedicado a completar su trilogía sobre Jesús, para dejarnos un testimonio personal único de su constante búsqueda del rostro del Señor. Es la investigación más importante de todas, que luego ha continuado llevando adelante con la oración. Nos sentimos inspirados y animados, y le aseguramos nuestro recuerdo al Señor y nuestra oración”.

Finalmente, el Papa se detuvo a reflexionar sobre el lema elegido por Joseph Ratzinger cuando se convirtió en arzobispo de Múnich: las palabras de la Tercera Carta de Juan “Cooperatores Veritatis”. Según el Pontífice, “expresan el hilo conductor de las distintas etapas de toda su vida, desde el estudio a la docencia académica, al ministerio episcopal, al servicio a la Doctrina de la Fe – al cual fue llamado por San Juan Pablo II hace 40 años – hasta el Pontificado, caracterizado por un magisterio luminoso y un amor indefectible por la Verdad”. “Cooperatores Veritatis – concluyó Francisco – es, por tanto, también el lema que se destaca en el diploma que se les entrega a los ganadores, para que continúe inspirando su compromiso. Estas son palabras en las que también cada uno de nosotros puede y debe inspirarse en su actividad y en su vida, y que les dejo a todos ustedes, queridos amigos, como un deseo, junto con mi bendición”.

En su saludo al Papa, el padre Federico Lombardi, presidente de la Fundación Ratzinger, observó que el Premio es “el acto principal en la vida de esta Fundación suya y nuestra, que fue querida por su predecesor para promover el estudio de la teología, de las ciencias sagradas y humanas y de las artes de inspiración cristiana”. “La serie de ganadores ya es amplia. Abarca a 24 estudiosos de 15 países y de todos los continentes – destacó el padre Lombardi –; las disciplinas cultivadas por ellos abarcan diferentes campos de la teología, de la filosofía y del arte. Un horizonte fascinante que se sigue ampliando de año en año. Un testimonio concreto del aprecio de la Iglesia por el compromiso en el estudio y en la búsqueda de la verdad y de la belleza”.

El Premio “no es un reconocimiento a una obra en particular – precisó el presidente –, sino al largo y profundo trabajo de las personalidades que le presentamos, demostrado por sus publicaciones y por el conjunto de sus obras. A ellos les expresamos nuestra gratitud por haber compartido los frutos de su trabajo con un vasto público”.

En cuanto a las demás actividades promovidas por la Fundación, el padre Lombardi resaltó que “los Congresos científicos, que también califican nuestra actividad, han sufrido una pausa en los últimos dos años debido a la pandemia, pero esperamos poder reanudarlos pronto; en cambio, las asignaciones de becas de estudio han continuado con el ritmo habitual; también se han podido realizar algunas publicaciones; y se ha continuado la colaboración con diversas universidades, entre ellas las pontificias de Roma, la Francisco de Vitoria de Madrid y la Nicolás Copernico de Toruń”.

Los perfiles del profesor Marion y de la profesora Rowland fueron presentados por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, mientras que los de la profesora Gerl-Falkovitz y del profesor Schwienhorst-Schönberger fueron presentados por Monseñor Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona.

Entre los presentes en la ceremonia, estaban los miembros del Comité científico de la Fundación, los cardenales Kurt Koch, Luis Francisco Ladaria y Gianfranco Ravasi, y monseñor Rudolf Voderholzer, el Decano del Colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, los cardenales Lorenzo Baldisseri, Tarcisio Bertone, José Tolentino de Mendonça, Walter Brandmüller, Fernando Filoni, Marc Ouellet, Franc Rodé, Beniamino Stella y Silvano Maria Tomasi, arzobispos y obispos, entre ellos, Andrés Gabriel Ferrada Moreira, Georg Gänswein, Gianfranco Girotti, Antonio Mennini, Guido Pozzo, Marcelo Sánchez Sorondo, Ignazio Sanna, Franz-Peter Tebartz-van Elst y Lazzaro You Heung sik, miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y varios de los estudiosos galardonados en años anteriores con el Premio Ratzinger. Con esta edición, se convierten en 24 las personalidades, procedentes de 15 países diferentes, que lo han recibido desde 2011 hasta hoy.

 

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